Hoy llueve infinita-mente
Llueve como dios escupiendo coronavirus a través de salivas espaciales, maldiciendo al
Humano, bendiciendo a la tierra, a los patos y al río.
Llueve infinita mente y yo que soy fuego me apago levemente entre las nostalgias, la mía y la que tengo de vos, y de vos y la ciudad.
Llueve infitinamente tanto así que los charcos son mares y mi ventana una escotilla de barco inundándose conmigo dentro, como estrellas rompiéndose en mi ventana y yo como pluma al viento no me
PerteneZco sino que me siento como a voluntad de la lluvia que no amaina, que no pasa y tú silencioso en la ausencia.
Llueve y hoy me alegra que llueva porque a ti también te moja y ahora es lo único que tenemos en común.
Llueve y nada me calienta los pies ni el alma, ni la calefacción ni tu respiración inexistente en mi oído, pidiéndome que no cierre las piernas.
Llueve y lluevo y mis aguas saladas hoy no te pertenecen ni a mi, sino a esta tarde eterna, de sol invisible de un yo al otro lado del mundo, de este abril robado.
Llueve, lluevo, te mojas y en cada gota que te empapa soy yo lloviéndote en cada orgasmo que te echa de menos.