Hoy es lo que es.
Nunca me había despertado tan temprano aquí, considerando el hecho de que son casi las 7 am y sigue oscuro.
Los buenos días del otro lado de la cama, no fueron tan buenos. Hoy sabía que era la ultima vez que veía la calle desde su balcón. Hemos coincidido en el mismo tren pero no vamos a la misma estación y en ese caso y con 32 años, uno debe saber cuando bajarse, aunque no necesariamente sepa a donde ir.
Uf! Por fin amanece pero son casi las 8:40 am. Salgo corriendo, con una torpe despedida, casi tan torpe como la forma como nos conocimos.
Me dice adiós desde el balcón, hago un intento por mandarle un beso volado, me devuelve el gesto. Sigo caminando y me pierdo por esta ciudad rumbo a escuchar a uno de los teóricos más grandes del siglo 21.
Sonrío, claro que valió la pena!
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