En mi inocencia el día de ayer
llegué al El Ejido para obtener un
acceso a Hábitat III, mi sorpresa fue ver que la fila atravesaba gran parte del
parque llegando casi a la 10 de agosto. Entre miles de personas y el sol
canicular del medio día de Quito, fue casi imposible esperar lo que en mi
cálculo serían 3 horas (confirmando posteriormente con el comentario de una
amiga, que serían más de 5 seguro) para obtener un pase para acceder a todas
las conferencias que ofrece Hábitat III.
Foto tomado por: Vianney Hidalgo |
Entre la confusión y la
ignorancia he leído desde críticas al presidente, que no tiene casi nada que
ver en la organización de este evento, pasando por la ya tan conocida frase “cómo
van a hacer eso aquí, que somos un país tercermundista” hasta el punto de
culpar a los “noveleros” que se creen mucho por ir a esas cosas.
Para conocimiento de los/las
lectoras/es:
Hábitat es un Programa de
Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT), parte
de una agencia de las Naciones Unidas, con sede en Nairobi, que
tiene el objetivo de promover ciudades y pueblos social y ecológicamente
sostenibles.[1]
Con este antecedente toparé 2
puntos:
1.- Finjamos que somos algo que
en verdad no somos.
Me sorprende ver que en menos de
un mes, los alrededores de la Casa Cultura estaban llenos de carrillesbici, me
sorprende que haya cosas que se puedan construir tan rápido en una ciudad donde
un simple trámite en el municipio puede tomar desde varias horas hasta meses.
Pero ¡oh! Sorpresa de repente
había carrillesbici, que un principio eran espacios verdes pintados sobre la
calle y después de una evidente crítica al respecto pasaron a ser espacios verdes pintados en la calle pero con
unos tubitos amarillos de cuando en cuando.
Sobre la Jorge Washington entre 9
de octubre y Amazonas, descubrí que desde hace una semana para acá tenemos
jardineras y asientos de palés sobre la calle, es bonito ver esas maravillas,
es bonito saber que tengo donde sentarme y hacer uso del espacio público y es
más bonito saber que eso se hizo en menos de una semana, o sea que cuando se
quiere somos bastante eficientes y competentes.
Si se tiene el coraje de hacer
cosas como “Solución vial Guayasamín” se debería tener el coraje de reconocer
que Quito es una ciudad poco inclusiva con peatones/nas, discapacitad@s y
ciclistas. Que las políticas que se
manejan son pensadas en autos y élites, no en espacios públicos para todas y
todas.
Esta situación me recuerda mucho
a cuando sobrios decimos que escuchamos música clásica pero borrachos lloramos
con Gerardo Morán. O sea que tratamos de
convencer a alguien de que vamos de “muy muy” pero no nos convencemos ni
nosotros mismos.
Imagen tomada del facebook de Marco Tituaña. |
2.- Hábitat III sede en Quito. No
entran las/los quiteños/as
Parecería un chiste pero es
cierto, ayer en la fila que trataba de hacer, la mayoría de los enfilados
éramos ecuatorian@s y en especial quiteñ@s (nos reconocemos por el acento).
Esto demuestra algo que es muy típico en nuestra idiosincrasia ecuatoriana,
primero lo de fuera, luego lo de adentro.
Que yo estoy de acuerdo en que se
hayan dado acreditaciones a todas@s l@s visitantes foráneos, pero la caridad
empieza en casa. Tenía que establecerse
un mecanismo que permitiera que l@s ciudadan@s pudiéramos acceder a Hábitat sin
perder casi la vida en el intento. Lo de hacer acreditaciones con más
anticipación, en otros sitios, de otra manera. ¿¿¿Suena esa idea???
Que sí, que sí, que hay que pasar
mil filtros de seguridad porque es territorio ONU y es como un aeropuerto, no
sé qué. De acuerdo, pero no podía pensar ONU algún mecanismo diferente, más
INCLUSIVO???
Porque claro que entraron
compatriotas, pero compatriotas del aparato estatal y municipal, l@s que van
con los autos blindados y chofer, los que hace siglos no pisan el trole. No
creo que la mayoría de gente que haya
entrado (al menos sin hacer la fila de mil horas) sean l@s ciudadan@s de a pie,
l@s que si viven la ciudad, l@s que usamos transporte público, las mujeres a
quienes nos acosan en las calles, el/la ciclista que se enfrenta a los autos
porque en el Quito real no hay suficientes carrilesbici y los que hay están en el
centro norte de la ciudad (como dato no más).
Ciudad sostenible, no es haber
quitado a los vendedores ambulantes del centro histórico para recluirles en “centros
comerciales del ahorro” (como que el nombre cambiara la realidad) espacios
mínimos apretujados sin ventilación en muchos casos, ciudad sostenible no es
pintar de verde carrilesbici. Quito como muchas ciudades de América Latina,
está llena, de vendedores ambulantes, de migrantes internos y externos, de
colegiales y universitarios, de trabajadores que se desplazan desde barrios
satélites hacia los centros financieros.
Quito no es la ciudad que se
pretende mostrar del 17 al 20 de octubre y obviamente Quito no somos la gente
que está en el Hábitat III.
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